Los fondos globales de inversión sostenible respaldan las energías limpias, la agricultura sostenible y los lugares de trabajo con equilibrio de género en Asia y América Latina

Sujay Malve recuerda la frustración que experimentaba por las noches cuando había cortes de electricidad mientras hacía los deberes o preparaba los exámenes de la universidad en la India.

«Estás estudiando a altas horas de la noche para el examen del día siguiente y, de repente, se corta la luz», apunta Malve, que ahora tiene 40 años y creció en Pune, a unos 150 kilómetros al sudeste de Bombay. «Que te dejen sin luz es muy desagradable, sobre todo antes de un examen importante. Trataba de averiguar qué sucedía con la electricidad y me preguntaba por qué, pero no podía hacer nada. Creo que eso fue lo que me hizo elegir mi carrera actual».

Malve dirige Canopy Power, una empresa con sede en Singapur especializada en la electrificación de empresas y comunidades que no están conectadas a la red eléctrica. Canopy diseña y construye «microrredes» en todo el Sudeste Asiático que combinan el uso de paneles solares, energía eólica, almacenamiento en baterías y controles inteligentes para ofrecer suministro eléctrico fiable en islas remotas de lugares como Filipinas e Indonesia. En algunas islas, hay personas que tienen buenos ingresos y comprenden el impacto del cambio climático, pero se ven obligadas a utilizar generadores diésel día y noche, porque sus negocios no disponen de otra fuente de energía.  

«En el Sudeste Asiático, hay miles de islas en las que los negocios no están conectados a redes eléctricas», afirma Malve. «Deben quemar gasóleo para obtener electricidad, lo cual resulta muy caro, sucio y poco fiable. Resulta difícil imaginar lo que supone tener que cargar grandes depósitos de gasóleo en pequeñas embarcaciones para conseguir combustible dos veces a la semana. Es un problema enorme. Mi equipo cree que la electricidad puede transformar las vidas y empoderar a la gente. Especialmente en esta región».

Para poder ampliar su negocio, Sujay está estudiando una inversión del Jasmine Private Market Fund, un vehículo de financiación creado en 2021 para ayudar a las empresas a luchar contra el cambio climático mediante soluciones y modelos de negocio innovadores. En septiembre de 2021, el Banco Europeo de Inversiones aprobó una inversión de hasta 30 millones de dólares para este fondo, que tiene previsto captar un total de 200 millones de dólares. Esta inversión forma parte de las decenas de fondos que el Grupo BEI selecciona cada año para realizar inversiones que fomenten la innovación social y la acción por el clima en todo el mundo.

Entender el cambio climático

«El Sudeste Asiático necesita este tipo de ayuda», afirma Melissa Kang, fundadora de JI Capital Partners, la empresa de capital privado de Singapur que gestiona el fondo Jasmine.  «La región cuenta con 650 millones de habitantes y un perfil demográfico joven, lo cual es bueno para el desarrollo económico a largo plazo.  Sin embargo, su rápido crecimiento económico ha aumentado de forma considerable las emisiones de carbono. Por desgracia, los grandes parques eólicos y solares tienen una utilidad limitada debido a que la red eléctrica es débil y está fragmentada».

Kang y su equipo trabajan con muchos emprendedores que tienen ideas para ayudar a la región a reducir las emisiones de carbono y adaptarse al cambio climático. Las microrredes que ofrece la empresa de Malve son una solución. El uso de la inteligencia artificial para mejorar la eficiencia energética de los edificios también resulta atractivo e incidirá directamente en las emisiones. Un mayor número de inversiones en el tratamiento de aguas y residuos podría ayudar a muchos países de la región. Otro modo de mejorar la sostenibilidad consiste en gestionar mejor los bosques y la pesca. La creación de oportunidades de empleo para las mujeres y el apoyo a las emprendedoras mejorará la reserva de talentos y proporcionará un importante valor a la sociedad y la economía. Los inversores suelen pasar por alto muchas de estas oportunidades de crecimiento, asegura Kang, pero pueden generar mucho impacto y ofrecer buenos rendimientos financieros.

«El Sudeste Asiático tiene mucho potencial», afirma Kang. «Es la quinta mayor economía del mundo, aunque no se están tomando medidas climáticas suficientes con rapidez para aumentar la sostenibilidad y la inclusión. Esto será perjudicial para las personas que viven en el Sudeste Asiático, y el rápido aumento de las emisiones dañará al conjunto del planeta».

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© DR

Sujay Malve suministra electricidad renovable a las islas remotas.

Una gran cima por remontar en el Sudeste Asiático

  • La región posee la tercera mayor población del mundo
  • La desigualdad de ingresos cada vez es mayor, pese al aumento del producto interior bruto
  • El crecimiento económico se ve impulsado sobre todo por las centrales eléctricas de carbón
  • El aumento de la riqueza contribuye a los 11 millones de toneladas de plástico que acaban en los océanos cada año
  • 100 millones de personas no disponen de acceso a un saneamiento adecuado

El Grupo Banco Europeo de Inversiones trabaja de forma activa para identificar y apoyar nuevos fondos de inversión que, a su vez, ayudan a cientos de pequeñas empresas de todo el mundo en ámbitos como el cultivo sostenible del café en el Amazonas, las viviendas asequibles y eficientes en Namibia y la pesca sostenible en México.

Sin temor a los mercados de riesgo

«Pensamos que los fondos de inversión serían una buena fuente de financiación para atraer más capital y movilizar capacidades para hacer frente a las deficiencias del mercado de una forma sostenible desde el punto de vista financiero», afirma Gergely Horvath, responsable de inversiones en fondos climáticos del Banco Europeo de Inversiones. «Los gestores de fondos tienen acceso directo a estos mercados y se encuentran en la mejor posición para evaluar riesgos y oportunidades, al tiempo que aplican rigurosas normas ambientales y sociales».

El mundo necesita fondos climáticos y de infraestructuras, ya que con frecuencia son gestionados por agentes locales que comprenden el contexto cultural y social. «Para hacer este tipo de trabajo se requieren conocimientos, experiencia y redes locales», asegura Horvath.  «Los gobiernos establecen marcos políticos según un enfoque descendente, y los inversores pueden lograr estos objetivos de la forma más eficiente. Las inversiones de nuestro fondo ayudan a que una parte mucho mayor de la sociedad avance con mayor rapidez que con la ayuda de un subsidio o una subvención públicos».

Al seleccionar los fondos de inversión adecuados, el Banco Europeo de Inversiones puede centrarse en ámbitos en los que es difícil encontrar financiación, como el cambio climático, el bienestar social y la igualdad de género. La inversión realizada en el Sudeste Asiático con JI Capital Partners es un buen ejemplo. Este fondo fue fundado por una mujer, cuenta con muchas mujeres en la alta dirección y se dedica a invertir en empresas que impulsan la sostenibilidad en la sociedad y otorgan una verdadera igualdad de oportunidades a las mujeres en el trabajo. «El Sudeste Asiático está muy dominado por responsables de la toma de decisiones que son hombres, con una infrarrepresentación de emprendedoras», señala Horvath. «Este fondo contribuye a cambiar esta situación».

>@Noroeste Sustentable
© Noroeste Sustentable

El BEI trabaja de forma activa en apoyo de los fondos de inversión que ayudan a los emprendedores locales, como a estos pescadores de El Manglito (México).

Mujeres, esa mayoría silenciosa

El Banco respalda un vehículo de capital riesgo parecido en América Latina, el EcoEnterprises Fund. Este fondo, que está dirigido por mujeres y ha recibido 20 millones de dólares del Banco Europeo de Inversiones, respalda a empresas en crecimiento en el ámbito de la agricultura sostenible, los sistemas agroforestales, el ecoturismo y otras áreas que apoyan los medios de vida sostenibles, la conservación de la biodiversidad y el uso circular de los recursos naturales. El fondo también busca empresas dirigidas por mujeres y anima a las entidades a contratar mujeres en todos los niveles de gestión.

«Las mujeres siempre han sido una especie de mayoría silenciosa, pero son el aglutinante social de las comunidades de América Latina», afirma Julia Santander, gestora de fondos que trabaja en Colombia para EcoEnterprises.

En las pequeñas comunidades rurales de muchos países en desarrollo de todo el mundo, las mujeres de esas explotaciones agrícolas se encargan de la economía familiar y gestionan los negocios agrícolas, pero son los hombres quienes reciben los ingresos de la explotación y, por lo general, poseen la titularidad de la tierra. EcoEnterprises quiere que las empresas reconozcan la importante labor de las mujeres, respalden el equilibrio de género en la titularidad de las tierras y el control de los ingresos, y se aseguren de que las mujeres ven recompensado su trabajo.

En relación con el tema del género, «hemos comenzado a adoptar un papel mucho más proactivo en las empresas a las que apoyamos», asegura Julia Santander. «Queremos conocer los parámetros, a cuántas mujeres emplean directamente, a quién emplean sus proveedores, etc. Planteamos los debates y así sensibilizamos a todos».